11 ene 2016 , 03:01

Cuando alguien se va… Adiós a David Bowie

Bowie influyó en la música y en el arte, en todas sus formas.

Decimos que alguien es talentoso porque tiene un don que sobresale, que deslumbra, que nos saca de la razón. Al que toca de manera brillante un instrumento, al que te eriza la piel por su voz, al que interpretando un papel te saca lágrimas, al carismático que logra que todos lo sigan. David Bowie era todo eso, todos esos talentos en un solo cuerpo.

 

Pero no solo su cuerpo tenía ese ingenio, su espíritu estaba lleno de esto que es difícil de descifrar. Había algo más allá que lograba reunir esos dones y expresarlos en todas sus formas. 

 

Su mirada ya tenía algo particular, tenía una especie de misterio en sus movimientos, en su forma de expresarse, en su risa. Sus dones lo poseían y supo manejar cada uno de ellos sin que los excesos lo desbordaran en su vida personal. 

 

Enigmático

 

La primera vez que vi en una pantalla a David Bowie yo tenía cerca de 6 años. Era muy pequeña y recuerdo ver con asombro y susto la película que me transportaba a una especie de mundo onírico donde los personajes parecían solo del universo de lo imposible, Laberinto, una ficción que junto a Jennifer Connelly, me presentaban pequeños muñecos vivientes en medio de la voz misteriosa del rey de los Goblins.

 

Para mis ojos de niña era muy enigmático ese universo. En 1986 no era mucho lo que se pudiera pedir en efectos especiales, pero ver cómo este mago lograba subir y bajar las escaleras desafiando la gravedad, era saber que solo él tenía el control.  Y así mismo percibo al músico en su carrera, como una especie de mago que siempre tuvo el control, que a pesar del paso del tiempo seguía siendo el increíble artista que, más allá de su voz, hasta en pinturas expresaba la vida. 

 

 

 

Su partida 

 

Que a los 69 años haya partido no quiere decir que haya desaparecido. Sin declararme fiel fanática de Bowie, a lo largo de su historia sí admiré mucho su trabajo, pero lo que más admiro es todo lo que deja.

 

Fue un gran influyente, tuvo la personalidad para ser único y siempre fue innovador. Desde el inicio de su carrera se caracterizó por su apariencia andrógina, a la cual le sacó provecho. Entendió qué era ser diferente y así logró explotar su estilo. Fue un gran ícono de la cultura pop desde sus inicios y así continuó siéndolo a lo largo de su carrera. 

 

Bowie influyó en la música y en el arte, en todas sus formas. A sus 53 años encabezó la lista de los diez cantantes con mayor influencia en la nueva generación de rockeros, en una encuesta anual realizada por la revista especializada New Musical Express, en el Reino Unido. 

 

Continuó trabajando hasta sus últimos días. Muestra de ello fue el álbum publicado tan solo dos días antes de su deceso carnal, el día de su cumpleaños 69. Ese día en que él celebraba que había nacido, celebraba el último de sus discos, Blackstar. 

 

Y queda esa sensación de que todo lo hizo. Cuando alguien se va parece que todo quedó inconcluso, que quedó faltando, que aún cabría mucho más, pero con él parecería que fue distinto. David Bowie desde muy temprano descubrió sus dones y los elevó a su máxima potencia durante sus años de vida, tomando la decisión, en su etapa final, de aflorar su último proyecto y permanecer brillando como una estrella que seguro hará a nuevos talentos brillar más.

 

Cuando alguien como él se va, solo inspiración deja. Adiós David Bowie. 

 

 

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