16 feb 2013 , 12:56

La pobreza agrava el cáncer infantil en Ecuador

El 86 por ciento de las familias con niños con cáncer en Ecuador tiene ingresos menores a los 400 dólares mensuales, según un estudio divulgado con motivo del Día Internacional del Cáncer Infantil, que se celebra hoy, el cual revela cómo la pobreza agrava la enfermedad.

El 86 por ciento de las familias con niños con cáncer en Ecuador tiene ingresos menores a los 400 dólares mensuales, según un estudio divulgado con motivo del Día Internacional del Cáncer Infantil, que se celebra hoy, el cual revela cómo la pobreza agrava la enfermedad.

Ese es el caso de Paúl Criollo, un niño de diez años con anemia aplásica (un tipo de cáncer de la médula ósea) que, más que la muerte que le puede sobrevenir, sufre porque su familia no dispone de los recursos necesarios para atenderle adecuadamente.

Criollo fue diagnosticado con la enfermedad a los cuatro años de edad y espera un trasplante de médula, aunque complicaciones hepáticas han demorado el tratamiento.

Él agradece a sus padres por los sacrificios que a diario deben realizar en su cuidado y con mucha personalidad admite que es esa fuerza es la que lo sostiene, aunque también sonríe por el apoyo permanente que recibe de los voluntarios de la Fundación "Cecilia Rivadeneira" (FCR), una organización no gubernamental apadrinada por el club de fútbol español Real Madrid.

La FCR realizó el estudio sobre la realidad de los niños con cáncer en su país, con el objetivo de dar un diagnóstico sobre su situación a la sociedad en su conjunto y al Gobierno, el que espera un compromiso real con este sector vulnerable, según dijo a Efe Wilson Merino, el joven director de la entidad.

Se trata del proyecto "Háblame de ti", que ha investigado una muestra de 143 casos de familias afectadas por el cáncer infantil en todo el país y que ha recogido estudios y apreciaciones de especialistas y familiares de menores afectados.

Reveló que el 86% de las familias con menores con cáncer reciben ingresos promedios menores a los 400 dólares mensuales y el 97% de las madres son "propensas a perder su trabajo" por el cuidado que deben prodigar a sus hijos.

Sólo el 25% de los padres con hijos con cáncer ha terminado la escuela primaria y la mayoría de ellos se dedica a labores agrícolas con bajos ingresos, sostiene el estudio.

Además, señala que tan solo un 37% de los niños con cáncer asiste regularmente a la escuela.

También afirma que el 56% de los niños que reciben tratamiento oncológico en Quito y Guayaquil, las dos ciudades más pobladas y que cuentan con centros especializados, provienen de zonas del interior del país, lo que supone gastos de transporte y estadía para sus familias.

Asimismo, asegura que el 49% de los infantes con cáncer tardan entre 1 y 4 horas en llegar al hospital donde deben ser atendidos desde sus hogares, lo que supone un riesgo en caso de agravamiento en los síntomas de la enfermedad.

En promedio una familia afectada por el cáncer infantil gasta el 56% de sus ingresos en medicinas y transporte.

Merino explicó también que las familias afectadas ven agravada su situación por otros factores, como la discriminación que sufren sus hijos en la escuela y la falta de oportunidades de empleos adecuados para los padres.

Merino espera que con este estudio se diseñe un programa para mejorar las condiciones de vida y de atención de los niños con cáncer, sus familias y entorno.

Asimismo, dijo que la FCR continúa con otros programas de asistencia, como la invitación a artistas famosos para que visiten a pacientes en hospitales o escuelas para darles apoyo y combatir también la discriminación que sufren.

La Fundación dirige además un trato especial a los hermanos de niños enfermos, que son el grupo más vulnerable de estas familias.

Muchos de esos menores fueron el año pasado a la capital española para acercarse a sus ídolos del Real Madrid, con quienes jugaron un partido con el objetivo de "meterle un gol al cáncer".

Merino asegura que cumplir el sueño de un niño con cáncer es uno de los objetivos de la FCR, que ve en la sonrisa de cada uno de sus protegidos la recompensa a un esfuerzo solidario.

Para Criollo, como para la mayoría de sus "colegas" de enfermedad, el mayor sueño es "curarse" y que su mamá "no sufra", según dijo.

El niño también sueña con ser piloto de avión, algo que cumplió recientemente cuando pudo volar en la cabina de una avioneta entre Quito y Guayaquil.

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