06 jun 2012 , 02:50

Ganadores y perdedores de la Asamblea 42 de la OEA en Bolivia

Como en anteriores reuniones y cumbres internacionales, la Asamblea General 42 de la Organización de Estados Americanos (OEA), clausurada este martes en la ciudad boliviana de Cochabamba, deja ganadores y perdedores, entre los que destacan:

Como en anteriores reuniones y cumbres internacionales, la Asamblea General 42 de la Organización de Estados Americanos (OEA), clausurada este martes en la ciudad boliviana de Cochabamba, deja ganadores y perdedores, entre los que destacan:

Rafael Correa (Ganador con matices): El presidente de Ecuador, Rafael Correa, se robó el protagonismo de la cumbre al ser invitado por el mandatario anfitrión, Evo Morales, rompiendo los protocolos de la OEA. Pudo reiterar con tono encendido su propuesta de reformar la OEA y, en especial, sus mecanismos de defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión, que le incordian, pero no logró que fueran aprobados los cambios. La Asamblea buscó una solución salomónica que "acoge" la necesidad de las reformas, pero las aplaza entre seis y nueve meses, para estudiarlas mejor.

El hambre (Perdedora): Aunque se aprobó una resolución genérica sobre la lucha contra el hambre y la desnutrición que padecen 53 millones de latinoamericanos y caribeños, el documento es un rosario de generalidades, sin proyectos concretos, metas claras ni plazos, sobre el que los delegados pasaron de puntillas y con prisa.

Evo Morales (Perdedor): Morales sufrió un nuevo revés, el enésimo, en sus intentos de llevar a organismos multilaterales su demanda a Chile por una salida al mar que Bolivia perdió en la Guerra del Pacífico, a fines del siglo XIX. La mayoría de las delegaciones asistentes apoyaron expresamente la tesis chilena de que es un asunto bilateral que deben resolver ambos gobiernos.

Evo Morales (Ganador): Pero Morales sacó buen provecho a la celebración de la Asamblea en su tierra, convirtiéndola en parte de su perenne campaña electoral, ahora de cara a una nueva reelección en 2014 para un tercer periodo presidencial. Algunos diplomáticos protestaron por la politización boliviana de la Asamblea, pero eso no impidió que la mitad de los actos públicos de los últimos días, incluida la ceremonia de inauguración, hayan sido proselitistas.

Estados Unidos (Perdedor con matices): Es evidente que América Latina le queda cada día más lejos. A su delegación se la vio muy sola en Cochabamba. La secretaria adjunta para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, ni siquiera pudo leer su discurso, en el que defendía el sistema interamericano de defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión. Lo impidieron los atrasos en el cumplimiento de agenda causados por los mítines político-folclóricos de Morales. Pero logró que las reformas impulsadas por Correa y sus aliados de la Alianza Bolivariana (Alba) no fueran aprobadas aquí y se aplazara su aplicación, previos estudios y consultas.

Argentina (Ganadora con matices): Argentina volvió a recibir el apoyo de América Latina a su reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas, del Atlántico Sur, en una resolución que rechazaron Estados Unidos y Canadá. Pero es improbable que una cuartilla más de la OEA conmueva a Londres. La subdirectora para América del ministerio británico de Exteriores, Fiona Clouder, afirmó en la última jornada de la Asamblea que las Malvinas se autogobiernan y la soberanía es de sus habitantes: "El futuro no está en las manos del Reino Unido, ni de Argentina, ni de ningún otro país representado aquí. Está en las manos del pueblo de las islas", dijo Clouder.

CIDH (Perdedora): La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sentada en el banquillo en Cochabamba, sale muy malparada porque recibió más críticas que elogios. Su reforma, e incluso la limitación de sus funciones, es casi segura, aunque sin llegar a los extremos de quienes han sido afectados por sus dictámenes, como Correa y su colega venezolano, Hugo Chávez.

José Miguel Insulza (Ganador): El chileno Insulza, secretario general del organismo regional, el más antiguo del continente, logró sacar adelante la Asamblea pese a la politización boliviana y la evidente dispersión ideológica de América. Aguantó a pie firme, con cara de "no es conmigo", las arremetidas de Correa y sus aliados contra la OEA y sus organismos de derechos humanos.

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