29 jul 2016 , 01:05

Manabí le dice adiós al centro comercial municipal de Portoviejo

La tarde de este viernes se realizó la implosión del edificio afectado por el terremoto.

(ACTUALIZADO A LAS 13H05) Sentimientos de nostalgia tienen algunos manabitas que fueron testigos del fin definitivo de las actividades del centro comercial municipal de Portoviejo . Su edificio fue derribado, mediante un proceso de implosión, este 29 de julio de 2016, luego de que su estructura resultara afectada por el terremoto de 7,8 grados del 16 de abril de 2016 . El proceso comenzó a las 13H00 en que estaba previsto. (Mire el video en el player de este artículo) Medios locales recogen algunas de las historias de quienes fueron parte de las actividades comerciales del lugar. Charrys Amén recuerda su local “ La Gallada del Chinito”, herencia de su padre. Inició pagando 360 sucres de alquiler hace casi 40 años, dice que entre esas paredes pasó la mayor parte de su infancia. Jamel Safadi también tuvo su local de venta de telas en el centro comercial, lugar donde crecieron sus hijos y en donde guarda recuerdos de la obra de Susana, su fallecida esposa. Pero hoy verán con tristeza cómo aquella edifición quedará reducida a escombros. La empresa española Tragsaes la encargada de las implosiones. Un millón de dólares es la garantía entregada al Ministerio de Transporte y Obras Públicas, que contrató las implosiones para tres edificios en Portoviejo. Se desconoce cuándo se realizarán las implosiones de los otros edificios, Álava y Centro Médico del Pacífico, aunque inicialmente se había fijado el proceso para el 4 y 11 de agosto. Ecuador Estratégico y el Ministerio Coordinador de Seguridad, con la Secretaría del Comité de Reconstrucción, son los encargados del proceso, por la complejidad del evento.

Medidas de seguridad antes y durante el proceso

Técnicos de la compañía española colocaron cuatro horas antes de la implosión, 17 kilos de explosivos explogel en la estructura del centro comercial.

 

El gobernador encargado de Manabí, Xavier Santos, explicó el proceso. “Necesitan cuatro horas antes de la implosión para trabajar con luz del día y cuatro horas después de la implosión para que la nube de polvo se mitigue o disipe e inmediatamente hacer la constatación de los escombros que han caído”.

 

Durante la implosión se restringió el acceso a unos 300 metros a la redonda, incluyendo la maquinaria que trabaja en la zona cero, explicó Franklin Bernal, subsecretario del Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Esta restricción también se aplicará a los medios de comunicación que documentarán el proceso.

 

Las Fuerzas Armadas recomendaron no realizar sobrevuelos de helicópteros ni drones. Las entidades de seguridad supervisaron los trabajos previos en la zona de la implosión.

 

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