27 oct 2016 , 03:05

Homenajean trayectoria del médico guayaquileño José Baquerizo Maldonado

Además de catedrático, Baquerizo ha sido presidente de Junta Cívica, ministro y embajador.


José Baquerizo Maldonado ha hecho tantas cosas a lo largo de noventa años que no sería fácil resumirlas todas. En su casa en Guayaquil hay recuerdos no solo de su carrera médica sino también de muchos años dedicados a la función pública. 

 

Fue diputado y embajador de Ecuador en España, pero todo comenzó muy joven en el Gobierno de Camilo Ponce Enríquez, cuando él pensaba en especializarse en su profesión y, de sorpresa, el mandatario le pidió que sea su ministro de Educación.

 

“Consulté en Quito con Isidro Ayora, con el doctor Teodro Maldonado Carbo, y con el doctor Carlos Alberto Arroyo del Río; todos me dijeron lo mismo: 'Acepte, vaya, pero regrese a la medicina'”, dijo Baquerizo. 

 

Y así mismo fue. Su trayectoria profesional va de la mano con la historia del Hospital Luis Vernaza, casa de salud a la que incluso hoy le dedica al menos unas horas diarias; lleva más de 60 años ahí. Llegó como estudiante y siguió como residente, cirujano, subjefe y luego jefe de sala. Ahí mismo fue y sigue siendo profesor de generaciones y generaciones de otros doctores, sin dejar de dar consulta.

 

“Puede dejar de operar, pero si usted tiene su mente limpia y sus vivencias tranquilas y su experiencia a su disposición, usted no puede dejar de ser médico”, manifestó.

 

Pero en sus años también se dio tiempo para presidir la Junta Cívica de Guayaquil, el Instituto de Cultura Hispánica, postularse a la Alcaldía, ser catedrático y rector de la Universidad Católica, y sin dejar de lado sus dos pasiones: “En primer lugar, venir al hospital, de diario voy aunque sea un momento; en segundo lugar, los fines de semana me voy al campo”. 

 

Este miércoles, el doctor Baquerizo recibió un homenaje de un grupo de amigos y colegas. El expresidente Gustavo Noboa lo describía así: “Un ciudadano ilustre, un profesor abnegado, un noble y humano servidor; alguien a quien imitar y admirar”.

 

Compartió anécdotas, agradeció a los presentes y recordó, de forma particular, a sus pacientes.

 

No es el primer homenaje ni reconocimiento que le dan. Él los acepta todos, pero cuenta que no se trata de recibir medallas ni diplomas; se trata de hacer de la vida algo que valga la pena.

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