02 mar 2013 , 10:16

Sangre en camioneta era de la fallecida Karina del Pozo

 

 

 

En las investigaciones por la muerte de Karina del Pozo, de 20 años, las autoridades señalaron que muestras de sangre y de cabello fueron encontradas en el balde de la camioneta Chevrolet Dmax doble cabina negra, de propiedad de Manuel S., uno de los procesados por el crimen.

 

Así lo determinaron los exámenes, como el de luminol, para detectar fluidos corporales que se practicaron en el automotor, informó el Ministerio del Interior. "Dio positivo a la presencia de manchas de sangre. En el balde del auto también se hallaron restos de cabello y tierra que fueron recopilados".

 

Luego de un allanamiento realizado en casa de Manuel S., ubicada en las calles Yaguachi y Teodoro Wolf, se encontró una caja de un arma Glock, vainas percutadas y una memoria de celular con fotografías de la víctima. 

 

Una de las discordancias en los testimonios de los involucrados es que Manuel S. (estudiante) declaró que la noche del 20 de febrero se quedó a dormir donde un amigo; sin embargo el registro GPS de su vehículo mostró que luego de permanecer en Llano Chico por una hora, regresó a su casa a las 04:02. Karina habría muerto entre las 02:34 y las 03:35.

 

Otra de las cosas que para la Fiscalía es primordial, es que los jóvenes aseguraron que la víctima tomó un taxi en la Av. República. Mientras que Cecilia R., su amiga, señaló que sus acompañantes le aseguraron que la dejarían en su casa. 

 

Informes señalaron que las prendas de ropa de Karina estaban maltratadas y llenas de tierra, al igual que sus uñas, lo que demostraría que estuvo con vida cuando fue llevada hasta la quebrada de Llano Chico, donde habría sido golpeada de manera insistente, presumiblemente con el pedazo de un tronco. 

 

El cuerpo de la joven fue encontrado a 100 metros bajo del borde de la carretera. Según el Código Penal, el delito de asesinato es reprimido con reclusión de 12 a 16 años y puede aumentar dependiendo de los agravantes que se consideren, como el ensañamiento y la alevosía.

 

Fuente: El Telégrafo – El Comercio.

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