18 jun 2018 , 10:36

Conoce los síntomas de una parálisis facial

Los síntomas generalmente comienzan súbitamente y llegan al máximo en 48 horas.

La parálisis facial ocurre cuando una persona ya no es capaz de mover algunos o ninguno de los músculos en un lado de la cara.

 

Causas

 

La parálisis facial casi siempre es causada por

 

  • Daño o hinchazón del nervio facial, el cual lleva señales del cerebro a los músculos de la cara.
  • Daño al área del cerebro que envía señales a los músculos de la cara.

 

En personas por lo demás sanas, la parálisis facial se debe a la parálisis de Bell, una afección en la cual el nervio facial resulta inflamado.

 

Un accidente cerebrovascular puede causar parálisis facial. Con un accidente cerebrovascular, otros músculos en un lado del cuerpo también pueden resultar comprometidos.

 

La parálisis facial debido a un tumor cerebral generalmente se desarrolla de manera lenta. Los síntomas abarcan: dolores de cabeza, convulsiones o hipoacusia.

 

En los recién nacidos, la parálisis facial puede ser causada por traumatismo durante el nacimiento.

 

Otras causas abarcan:

 

Infección del cerebro o de los tejidos circundantes

 

Enfermedad de Lyme

 

Sarcoidosis

 

Tumor que presiona sobre el nervio facial.

 

¿Cuáles son los síntomas?

 

Debido a que el nervio facial tiene tantas funciones y es tan complejo, el daño del nervio o una interrupción de su función puede generar muchos problemas. Los síntomas de la parálisis de Bell o facial, varían entre las personas y fluctúan en gravedad desde una debilidad leve a parálisis total, pueden incluir tics, debilidad, o parálisis en uno o ambos lados de la cara, caída del párpado y de la comisura de la boca, baboseo, sequedad del ojo o la boca, deterioro del gusto, y lagrimeo excesivo de un ojo.

 

Con mayor frecuencia estos síntomas, que generalmente comienzan súbitamente y llegan al máximo en 48 horas, llevan a una distorsión facial significativa.

 

Otros síntomas pueden comprender dolor o molestias alrededor de la mandíbula y detrás del oído, zumbido en uno o ambos oídos, dolor de cabeza, pérdida del gusto, hipersensibilidad al sonido del lado afectado, deterioro en el habla, mareos y dificultad para comer o beber.

 

 

 

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