09 oct 2014 , 07:17

Del robot que juega al ping pong al GPS táctil en el salón Ceatec de Tokio

La idea no es comercializar este robot, sino "simbolizar la nueva relación hombre-máquina".

¿Ganas de jugar al ping pong, pero no hay rival a mano? Ningún problema, ahora se puede apelar a un robot gigante, como el que se exhibe en el salón electrónico Ceatec de Tokio, junto a gafas inteligentes o un GPS táctil, entre otros insólitos "gadgets".

 

Esta cita obligada para los tecnófilos nipones se celebra hasta el sábado, y con sus aparatos de todo tipo es una ventana hacia el futuro.

 

El robot jugador de ping pong es más bien intimidante:  una máquina en forma de trípode, parecida a una manta religiosa, y capaz de jugar sin interrupción y sin fallar, o casi.

 

El robot "evalúa la trayectoria y la velocidad de la pelota al analizar el movimiento del jugador que tiene ante sí", y tras proceder a sabios cálculos "restituye la pelota a un determinado lugar que facilite su devolución" y la continuación del juego, explica su inventor, el grupo japonés Omron.

 

La idea no es comercializar este robot, sino "simbolizar la nueva relación hombre-máquina", añade.

 

Este aparato futurista tiene la misma función que esas sorprendentes "pom pom girls" robóticas presentadas en el salón. Es decir, demostrar las capacidades de la compañía creadora.

 

Estas minicriaturas, que se mantienen en equilibrio sobre una pelota gracias a tres girosensores, han sido concebidas para exhibir la precisión de los componentes electrónicos de la sociedad que las imaginó, a saber Murata Manufacturing.

 

Otro robot está presente en el salón: se trata de una joven de largo cabello castaño, que esboza una tímida sonrisa, realiza lentos movimientos con los brazos y parpadea, además de poder comunicarse mediante el lenguaje de los signos, aunque de manera muy somera.

 

Este prototipo de Toshiba se desarrollará sin duda hacia un robot más elaborado que podría ejercer en el futuro de "compañero para gente mayor".

 

Robots y envejecimiento

 

Japón, que es ya líder en la robótica industrial, espera mucho de los robots inteligentes para intentar compensar la reducción de la mano de obra en el país, provocada por el envejecimiento de la población y la muy baja natalidad.

 

Además de estas insólitas criaturas, el Ceatec 2014 ofrece muchos productos innovadores, como una camiseta inteligente del grupo japonés de telecomunicaciones NTT Docomo. La camiseta registra, gracias a un tejido especial, los latidos del corazón de su portador, y esos datos son luego visibles en la pantalla de un teléfono mediante un pequeño aparato de transmisión. El problema es su precio, estimado en unos 150 euros (USD 190).

 

En el salón Ceatec se encuentran también numerosas gafas  high-tech. Después de Google y Sony, Toshiba se ha lanzado a este mercado con un ligero modelo (42 gramos), que tiene un retroproyector que divulga una imagen reflejada en la lente.

 

El objetivo es proporcionar el texto de una traducción simultánea o facilitar el trabajo de obreros que tiene ocupadas ambas manos.

 

"Puede ser un poco cansado a la larga tener una pantalla ante los ojos, pero así se pueden obtener informaciones sin mover un dedo", se entusiasma Yoshiyuki Kokojima, investigador de  Toshiba.

 

Y para quienes están perdidos tras haber bebido más de la cuenta en una fiesta, existe el Yubi Navi. No es necesario buscar información en el smartphone, a riesgo de tropezar con otros peatones, pues este GPS táctil se coloca en la palma de la mano y vibra o se deforma hacia la izquierda o la derecha para indicar el camino a seguir.

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