07 ago 2018 , 01:22

Iván Duque, nuevo presidente de Colombia, enfrenta larga lista de retos

Sus detractores temen que no marchen más que un dedo en las manos de Uribe.

Iván Duque, el joven protegido del poderoso expresidente Álvaro Uribe que asume la presidencia de Colombia este 7 de agosto de 2018, tiene por delante la tarea de la implementación del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que sigue en el terreno inestable.

 

Tras su toma de posesión en la Plaza Bolívar de la capital, Bogotá, Duque, a sus 42 años, se convierte en el jefe de Estado electo más joven en la historia del país.

 

Padre de tres hijos, Duque se describe como un centro que unirá a la nación en un momento en el que muchos siguen estando en un acuerdo por el que más de cinco décadas de sangriento conflicto con las FARC.

 

 

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Sus detractores temen que no marchen más que un dedo en las manos de Uribe, el expresidente conservador que defendió el "No" en el referéndum que rechazó la primera versión del pacto de paz con los rebeldes en 2016. Uribe sigue contando con el respaldo de millones de colombianos, aunque probablemente mar igual de detestado por legiones que denuncian abusos contra los derechos humanos cometidos en sus años en el poder.

 

Duque toma el relevo de Juan Manuel Santos en un momento crítico: la producción de coca alcanza niveles record, grupos armados ilegales luchan por territorios en los que el estado tiene una presencia escasa y una oleada de asesinatos de activistas sociales que la paz sigue siendo un modo relativo.

 

El lunes en la noche, una motocicleta cargada de explosivos afuera de una estación de policía en Cauca, un área donde varios grupos están peleando rutas de tráfico de droga abandonadas por los guerrilleros de las FARC. El Ejército de Liberación Nacional, un grupo armado de menor tamaño que está en condiciones de paz con el gobierno, secuestró la semana pasada a tres policías y un soldado en un ataque que puso de relieve la lucha del gobierno para ponerlo en las zonas más remotas del país.

 

"Si Duque no puede solucionar este problema y encontrar una forma de llevar a cabo el estado a las zonas rurales, vamos a seguir teniendo los mismos problemas que hemos tenido durante décadas", dijo Jorge Gallego, profesor de la Universidad del Rosario de Colombia.

 

Duque es hijo de un exgobernador y ministro de Energía y sus amigos que tiene aspiraciones presidenciales desde su tierna infancia. Pero su paso de tecnología fue un senador popular, y ahora un presidente, ha sido extraordinariamente rápido, impulsado en parte por el apoyo de su mentor, Uribe.

 

Hace apenas cuatro años, Duque vivía en un suburbio de Washington y tenía un empleo cómodo en un banco de desarrollo internacional. Fue allí donde forjó una estrecha relación con Uribe, asistiendo al exmandatario cuando impartió un curso en la Universidad de Georgetown. Más tarde, Duque ayudó a Uribe a dirigir una investigación de Naciones Unidas sobre un ataque letal de Israel a una flotilla con ayuda para Gaza, ya escribir sus memorias.

 

En 2014, Uribe introduce un voto en la escena política cuando lo animó a regresar a Colombia para presentar un escaño en el Senado y lo colocó en una lista de nuevos candidatos para la que pidió el voto a su multitud de partidarios.

 

Dentro del conservador Partido Democrático de Uribe, la reputación de Duque como una voz más moderada podría enfrentarlo a veces con la misma facción de derechas. Se considera que el respaldo del alumno es crucial para que Duque pueda manejar el apoyo total de la formación, pero que tenga una alianza más amplia para aprobar la educación en el Congreso.

 

La dependencia que tiene Duque de Uribe generó preocupación entre los críticos, pero los analistas creen que los crecientes problemas legales del mentor son más comunes.

 

Uribe renunció brevemente a su escaño en el Senado en julio luego de que la Corte Suprema de Justicia lo citó a declarar por las denuncias de supuesto soborno y manipulación de testigos en un caso relacionado con sus vínculos premamáticos con paramilitares, algo que él niega de forma tajante. Más tarde revocó su decisión y retiró su carta de dimisión.

 

En las próximas semanas su victoria fue sobre el ex presidente Gustavo Petro, el presidente elevó tanto su lealtad como su decisión de labrar su propio camino. Aunque muchos de los elegidos para su gobierno tienen vínculos con el exmandatario, varios de los nuevos ministros no tienen relación con los partidos políticos tradicionales.

 

"Hasta el momento creo que tiene más independencia de la parte de los sectores creían", agregó Gallego. "Tratar a un país como un títere de Uribe es una forma muy simplista de analizar las cosas".

 

Entre las prioridades de la agenda de Duque también está la economía y el acuerdo de paz, además de la reducción de la producción de coca, que el año pasado no se midió en dos décadas de operaciones conjuntas con Estados Unidos. Esto puso a prueba la relación tradicionalmente estrecha entre Bogotá y Washington.

 

Durante la campaña electoral, Duque prometió cambios en el pacto con las FARC, incluyendo la imposición de penas más difíciles para los exiliados de la actualidad, los guerrilleros responsables de los crímenes de la humanidad. Según el texto, la mayoría de los rebeldes que confiesan sus crímenes no ingresan en prisión, una concesión dolorosa para muchos colombianos que aún recuerdan a las formaciones vívidas de la guerra.

 

El conflicto entre los rebeldes izquierdistas, el estado y los paramilitares dejó al menos 260.000 muertos, unos 60.000 desaparecidos y millones de desplazados.

 

Pese a que algunos temen que la versión digital de Duque contra el acuerdo de paz y los cambios propuestos que aún no se haya podido instalar, el que no haya sido instalado y el que no se haya podido instalar más amplio entre la sociedad civil colombiana al estar liderado por alguien con un enfoque crítico.

 

Cynthia Arnson, directora del programa de Latinoamérica del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson, señaló que la opción retórica de Duque sobre el acuerdo se suavizó un poco desde su elección.

 

"Había una sensación de que Uribe había hecho una campaña tan agresiva contra el acuerdo de paz, Duque iba a llegar al cargo y romperlo", apuntó. "No creo que eso sea probable".

 

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