28 jun 2018 , 08:48

Súplicas y hasta un "secuestro" en el cierre de campaña de México

A menos de una semana de las presidenciales, López Obrador tiene una ventaja de 30 puntos.

"¡Déjenos entrar! Venimos de lejos para verlo", decía, desconsolada, Avelina Sánchez en un acceso al Estadio Azteca de Ciudad de México, que el miércoles por la noche retumbó con gritos eufóricos de decenas de miles de seguidores del candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador.

Agarrada a los barrotes de una de las puertas de acceso a las gradas, Avelina, una contadora de la ciudad mexicana de Coatzacoalcos (este), imploraba que le abrieran las puertas porque quería ver "a Andrés Manuel hablar antes de que sea presidente".

"Nos hicimos promesas. Él nos dijo que él verá por los más pobres siempre y nosotros estaremos apoyándolo siempre", explica Avelina, con el maquillaje corrido por las lágrimas, antes de enfurecerse y repetir que Coatzacoalcos "no está aquí a la vuelta de la esquina".

Ella, como miles de simpatizantes de López Obrador, llegaron antes del mediodía, se formaron cuatro horas para obtener un boleto de entrada para el cierre de campaña y, aunque lo obtuvieron, la zona que se les designó se abarrotó rápidamente.

La escena se repitió en varios puntos de acceso, que casi se desbordan. Un grupo de mujeres decidió "secuestrar" momentáneamente a uno de los encargados de abrir las rejas.

"No lo vamos a soltar hasta que nos dejen entrar", decía una de las mujeres, mientras sujetaba al guardia de cuyo cinturón colgaban decenas de llaves.

"Dicen que me sueltan si las dejamos entrar", decía con algo de nerviosismo el guardia por radio. Finalmente se les permitió ingresar, justo cuando tocaba la Sonora de Margarita, uno de las bandas de salsa más populares de México.

Adentro, tampoco faltaron las notas dramáticas. "Lloro de alegría porque es muy bueno. Él va a ver todos los pobres, por todos nosotros. Él es un imán y nosotros el metal, por él estaríamos dispuestos a salir a las calles", comentó Sara Caballero, una mujer corpulenta de 54 años que vive de lavar y planchar ropa, y que no dejaba de lagrimear.

A menos de una semana de las presidenciales, López Obrador tiene una ventaja de 30 puntos sobre Ricardo Anaya, impulsado por una coalición de derecha e izquierda (formada por el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano), mientras que José Antonio Meade, del oficialista PRI, aparece tercero.

Aun así rondaron en el Estadio Azteca resquemores de que se orqueste un fraude en la elección del 1 de julio contra el abanderado del partido Morena, que se postula para la presidencia por tercera ocasión.

López Obrador ha insistido en que en las presidenciales de 2006 y 2012 -en las que participó por el PRD-, el oficialista Partido Revolucionario Institucional y el conservador Partido Acción Nacional le robaron la elección, e incluso se llegó erigir como "presidente legítimo" en una ceremonia realizada en el Zócalo.

"Toda esta gente y los millones que no vinieron, no estarían nada contentos si hacen fraude", advierte Julio César Dante, enfermero de 28 años.

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