Tamara Gaibor cumple sus obligaciones como madre y como capitán del Ejército
Rigor, temple, disciplina y respeto es lo que la capitán Tamara Gaibor impone cada mañana al momento de ejercer su responsabilidad como Jefa Operativa de la Brigada Machala.
También es madre y está en periodo de lactancia, pues hace apenas hace 9 meses tuvo su segunda hija. Pero en sus horas de trabajo quiere y exige a sus subordinados resultados, trabaja junto a ellos.
Asume su misión con responsabilidad sin temor de hecho en este control de armas. Hay riesgos junto a sus compañeros encontró un hombre armado.
Termina su jornada y es hora de ir a casa es el momento para ella más esperado. En una villa su hija mayor la recibe. Su esposo, oficial de mayor rango, vela por las pequeñas mientras su madre cumple sus misiones.
Y entonces la mujer estricta y con don de mando desaparece. Las jerarquías quedan fuera de casa y Tamara se transforma en madre. Es momento de recuperar el tiempo.
En su carrera de oficial debe alejarse de sus hijas. Hace poco cumplió una misión de ayuda en Haití. Seis meses dejó su hogar y solo recordar esta situación hace que esta madre quiebre su voz.
Y no hay condecoración que reemplace esa felicidad que la capitan Gaibor, madre guerrera siente al besar o abrazar a sus pequeñas hijas y transmitirles seguridad al menos mientras no tenga una misión que cumplir con el país.
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