10 mar 2013 , 07:18

Jon Lee Anderson: "Chávez quería que yo lo viera como el Che"

 

 

 

"Era un cafetero empedernido", le dice a BBC Mundo. "Además fumaba, como yo. Así que la primera vez que lo entrevisté, en 2001, nos sentamos los dos, debajo de un árbol en el patio de la residencia presidencial, a fumar y tomar café durante horas". "Fumaba cigarrillos venezolanos y sin filtro", señala el periodista del prestigioso semanario The New Yorker y autor de Che Guevara: una vida revolucionaria, considerada una de las mejores biografías de Ernesto Guevara.

 

"Y me dijo -citando a Chávez-: 'No le digas a nadie porque se supone que no fumo'".

 

Anderson -quien escribió largos perfiles y entrevistó a mandatarios como Fidel Castro, de Cuba, o Mahmoud Ahmadinejad, de Irán- viajó con Chávez por unos días en dos oportunidades durante su gobierno.

 

En conversación por teléfono con BBC Mundo, desde su casa en Dorset, Reino Unido, el periodista estadounidense cuenta -en español- lo que recuerda de Hugo Chávez.

 

¿Qué recuerda de esa primera entrevista?

Solo nos interrumpió su mujer, la primera dama, Marisabel Rodríguez de Chávez, con la niña, Rosa Inés, que tenía como dos años. Chávez se paró y parecieron tener un intercambio algo tenso. Él volvió a la mesa muy ensombrecido por el intercambio con ella.

 

El día anterior yo había hablado con el psiquiatra de Chávez, Edmundo Chirinos, quien me confió, off the record, que Chávez tenía graves problemas con la primera dama.

 

Mientras me guiaba por los salones de su casa, Chávez me dijo: "Sé que estuviste con Chirinos". Me sorprendí, porque pensé que era una indiscreción haber hablado con su psiquiatra. Y le dije, casi que para suavizar la posible indiscreción, que estaba bien, que -en chiste- "no hablamos de ti". Él se rió.

 

Aunque no pude confirmarlo, podría jurar que Chávez quería que me reuniera con Chirinos y que estuviera al tanto de que estaba en una crisis familiar.

 

¿Qué pudo llevar a Chávez a pensar esa estrategia?

Quizá para prevenir cualquier tipo de escena. O para que simpatizara con su situación, porque ese era el contexto de nuestra conversación.

 

Chirinos me dijo que Chávez es un hombre muy emotivo. Que lo había tenido, la semana anterior, en su consultorio llorando por sus problemas con su mujer. Y me dijo: "Tienes que estar al tanto de que él es muy sensible".

 

Y en efecto se separaron poco tiempo después.

 

¿Qué sabe de las relaciones sentimentales de Chávez?

Yo siento que la primera mujer lo conocía muy bien. Ella siempre ha sido muy discreta y, un poco como la primera mujer de Fidel, nunca ha hablado.

 

Marisabel, por su parte, era una chica rubia, muy guapa, de una ciudad provincial; era una especie de groupie, que había sido periodista. Y lo conoció después de pasarle un papel con su número.

 

Su primera mujer, Nancy Colmenares, era más como él, de sangre mixta, humilde, no universitaria. Y la madre de sus primeros hijos.

 

Pero después de que Chávez salió de la cárcel, tras el intento de golpe en 1992, se divorciaron.

 

Cuando Chávez entró en campaña, conoció a Marisabel. Algunos interpretaron su relación con ella como oportunista, al emparejarse con una mujer más presentable como primera dama.

 

En esa época Chávez era cuarentón, bien parecido, tenía fama de no pasar desapercibido con las mujeres.

 

Se ha dicho que era mujeriego. Pero, más allá de los detalles, ¿qué rol jugaban las mujeres en la vida de Chávez?

Lo que creo es que Chávez es un hombre muy dominante, muy magnético para las mujeres. Él reunía dos cosas: era muy varonil y tenía poder, algo que sentías a su alrededor.

 

Era machista, pero en el sentido cultural. Las mujeres tendían a ser anfitrionas de fiestas, por ejemplo, no asesoras políticas.

Recuerdo mucho esa vez que, en Aló Presidente [su programa de televisión semanal], donde se veía muy criollo y canchero, dijo: "Marisabel, no te impacientes, ya llegaré a la casa y te daré lo tuyo".

 

¿Qué más notó de su familia?

Cuando estuve en su pueblo natal, en Barinas, su padre, que era un profesor de colegio, ya era gobernador del estado, y uno de sus hermanos había acabado de ganar la licitación en varias provincias del país, como la tercera parte, para poner unas compañías de telefonía celular.

 

Y me decía, exclamando: "Y se gana muy bien".

 

¿Era nepostimo?

Pues sí, claro, pero de eso no se escapa ningún sistema político. Jimmy Carter, Richard Nixon, esto de los hermanos les pasa a todos los presidentes.

 

A mí no me consta que los hermanos de Chávez se enriquecieron desmesuradamente durante el gobierno, pero no me sorprendería. Venezuela no es un país pulcro en el sentido fiscal, ni lo son muchos de los chavistas: hay gente que ha ganado miles de millones de dólares a espaldas del chavismo.

 

Chávez era muy dejado en eso. Pero, ojo, Chávez no es Putin, que se ha enriquecido a cuenta de negocios de los recursos naturales rusos.

 

Chávez tenía sus millonarios, sus capitalistas de bolsillo. Pero no era malo. No creo que se haya sentado a pensar cómo hacerlos millonarios. Era más una incapacidad casi sistémica suya, una dejadez en su gerencia del país que se notó en el incremento de la inseguridad.

 

¿Cómo cambió Chávez con el poder?

Él cambió después del golpe de Estado y tras el paro de Pdvsa en 2002. Aunque siempre tuvo gran humor, se volvió más enojado, y más consciente de la complejidad y de los atenuantes del poder.

 

Ya viste cómo me atendió en 2001, en la casa presidencial. En cambio, en 2008 me recibió en el palacio rodeado de funcionarios y acólitos suyos. Es más, nos filmaron. Me sentí muy expuesto.

 

Cuando apagaron la cámara, se acercó y me dijo: "Oye, Anderson, ¿tú quieres ir conmigo a Santo Domingo que voy a enfrentarme con Uribe?". Fue cuando estaba peleado con el presidente colombiano, Álvaro Uribe.

 

Yo dije que sí, y estuve otra vez dos días con él. Pero sentí que era más presidente y menos Hugo Chávez. Me estaba luciendo ante otra gente. Sentí un leve distanciamiento, y estaba más cauto. Era más difícil tener un tú a tú con él.

 

¿Por qué cree que Chávez le permitió ese acceso?

Yo era como un amigo crítico. Me tenían cerca pero no tanto. Yo no era Sean Penn, ni era del coro de aplauso.

 

A él le gustó mucho el hecho de que era el biógrafo del Che Guevara, quien era un gran referente para él. Le gustó el libro y quería que yo lo viera como una especie de Che.

 

Él quería demostrarme su radicalismo. A diferencia de otros mandatarios, él no actuaba moderado conmigo.

 

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