23 ene 2018 , 10:22

Los guayaquileños celebran el año nuevo con cábalas y buenos deseos

Al guayaquileño se lo conoce por su alegría para celebrar.

Al guayaquileño se lo conoce por su alegría para celebrar. Festividades como Año Nuevo no es la excepción.

 

En fin de año la fiesta se enciende y es el momento perfecto para que muchos pongan en práctica varias cábalas para atraer la suerte en el nuevo año.

 

Vestir de color amarillo, comer 12 uvas a la media noche, salir con una maleta a recorrer la cuadra, son varias de las cábalas aseguran ayudará a atraer prosperidad, salud, amor y muchas cosas buenas.

 

El guayaquileño es creativo y tiene grandes habilidades artísticas y esto se ve plasmado en cientos de monigotes que son elaborados desde el mes de agosto para que estén listos en diciembre.

 

El año viejo es un monigote que representa básicamente el año que termina, elaborado con ropa vieja, cartón o papel, relleno de paja o aserrín y con frecuencia con artefactos pirotécnicos, para ser quemado a la medianoche del 31 de diciembre.

 

Según historiadores, la costumbre de quemar estos muñecos en Guayaquil, nace en 1895 con una epidemia de fiebre amarilla y para erradicarla fabricaron bultos de paja y ramas a los que vistieron con ropas viejas. Desde ese momento, esta costumbre simboliza lo que se quiere dejar atrás y marca un nuevo comienzo.

 

Sin duda para los guayaquileños esta es una fiesta de unión familiar.“Se reúne toda la familia y comemos pavo o chancho, siempre felices de poder estar juntos”, dijo Gina Freire, guayaquileña.

 

Este es un momento perfecto para reencontrarse con amigos, dar gracias por la bendiciones recibidas y sobre todo afianzar en el corazón la esperanza de días mejores en un nuevo año.

 

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