23 nov 2014 , 04:00

La triste historia detrás del primer "high five"

El responsable de popularizarlo fue el jugador homosexual de béisbol Glenn Burke.

Este viernes se celebró el Día Internacional del Saludo, una lenguaje que todos los seres humanos podemos articular aunque de diferentes formas. Un artículo del el blog "Cooking ideas" recoge la historia de uno de los saludos más utilizados entre jóvenes y en competiciones deportivas, el "high five".

 

Muchos deportistas se disputan el título de haber extendido este gesto por el resto del mundo. Los jugadores de baloncesto Derek Smith y Magic Jonhson aseguraron durante muchos años ser los autores de este peculiar saludo, que no es más que la evolución de otro más contenido usado por la comunidad negra desde la Segunda Guerra Mundial y que consistía en chocar las palmas a la altura de la cintura sin estirar el brazo.

 

Otras fuentes aseguran que surgió en el circuito femenino de voleibol estadounidense en los años 60 o que fue creado por algún equipo de baloncesto universitario durante los años 60 o 70. Sin embargo, el origen que se acepta como más probable nos lleva al 2 de octubre de 1977 y esconde una historia mucho más triste detrás.

 

El auténtico responsable de la popularización de este gesto fue el jugador del equipo de béisbol Glenn Burke. Según cuentan las crónicas, ese día, Los Angeles Dodgers, el equipo de Burke, se jugaba el pase a las finales de la liga. En una de las últimas jugadas del partido, Dusty Baker, otro jugador de los Dodgers, consiguió completar una carrera, antes de caer agotado sobre la última base.

 

Burke, que esperaba su turno para batear, se acercó a su compañero con el brazo en alto, tal vez con intención de ayudarlo a levantarse, pero Baker interpretó el gesto como un saludo y decidió golpear la mano de su compañero. Tras el siguiente lanzamiento, Glenn Burke consiguió terminar una carrera y, tal y como había hecho unos minutos antes con Baker, fue pasando con la mano en alto para que el resto de sus compañeros la chocara.

 

A partir de ese día, el gesto inventado pro Baker y Burke se convirtió en el símbolo de Los Angeles Dodgers. Lo que nadie pensó nunca es que, años después, el propio Burke acabaría convirtiendo el gesto en un símbolo del orgullo gay.

 

Todo ocurrió a raíz de que un amigo del jugador desvelara en una cena que este era homosexual. La noticia conmocionó al vestuario y la directiva del club ofreció a Burke una gran cantidad de dinero para que se casara y acallar así los rumores. El jugador se negó y un año después, en 1978, fue traspasado sin ninguna explicación a los Oakland Athletics.

 

Tras dos años jugando en un ambiente abiertamente homófobo, Baker decidió retirarse de la liga profesional. Con tan solo 27 años se mudó a San Francisco. Allí, siguió practicando deporte junto a los miembros de la comunidad gay del distrito de Castro, con los que también compartió su peculiar saludo que, poco a poco, se convirtió en un signo de orgullo para esa comunidad.

 

Sin embargo, en 1987 se vio obligado a abandonar el deporte definitivamente al sufrir un atropello. Tras ese suceso, cayó en una depresión y acabó enganchado a la cocaína, arruinado y enfermo de sida. Glenn Burke murió el 30 de mayo de 1995. Sin embargo, el gesto que inventó junto a Dusty Baker cuenta con su propia fundación y continúa siendo reproducido por millones de personas cada día.

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