20 jul 2017 , 03:04

Actores sirios muestran el costo de la guerra al público neoyorquino

La obra se estrenó en Bruselas el año pasado y ha estado de gira por Europa y Japón.

por Jennie MATTHEW

 

Seis actores sirios batallaron para conseguir una visa estadounidense y subir a un escenario de Nueva York esta semana, en un intento de explicar al público neoyorquino el costo de una guerra devastadora del otro lado del mundo.

 

Nada podría estar más lejos del típico entretenimiento veraniego en esta ciudad que rebosa consumo y dinero y que crepita bajo el tórrido sol de julio, a miles de kilómetros de los horrores que se suceden en Siria.

 

Sin embargo, el estreno estadounidense de "Mientras estaba esperando" consiguió una ovación de pie de unos emocionados neoyorquinos el miércoles, que constataron que aquellos atrapados por la guerra son gente común, igual que ellos.

 

"Cualquiera en Nueva York comprenderá los personajes inmediatamente", dijo Sam Sacks, un escritor de 37 años presente en la noche inaugural de la obra, presentada en el marco del festival anual del Lincoln Center.

 

"Parecen personas que podrían ser nuestros vecinos aquí", añadió.

 

La obra cuenta la historia de Taim, un joven cineasta que quedó en coma tras ser golpeado en un retén en Damasco, y cómo su madre, su hermana, su novia y otros amigos reaccionan a lo sucedido.

 

Mientras los personajes tratan de resolver heridas del pasado y realidades brutales, el drama destaca cómo sus vidas de clase media han cambiado drásticamente por el conflicto que ha dejado más de 320.000 muertos en seis años.

 

La obra en árabe, con subtítulos en inglés, busca ir más allá de los macabros titulares de los medios sobre ataques con gas, decapitaciones y un régimen represivo para mostrar una perspectiva más humana.

 

- Todos humanos -

 

Un beso compartido en escena, el amor por la música, esconder un cigarrillo de marihuana de una madre que cae de visita y jovencitas liberadas pueden sorprender a quienes albergan estereotipos sobre la vida en este país árabe de mayoría musulmana.

 

"Solo confirmó que somos todos humanos y estamos en este barco juntos. (La guerra) no parece tener una resolución, espero que la tenga pronto", dijo Henrietta Gwaltney, una asistente social de Nueva York que fue a ver la obra.

 

La producción de cuatro noches trajo a Nueva York a seis actores así como a otros sirios que integran el equipo. Solo se le negó la visa a un técnico.

 

Escrita por Mohammad Al Attar, la obra se estrenó en Bruselas el año pasado y ha estado de gira por Europa y Japón. En Estados Unidos será representada hasta este sábado.

 

Nanda Mohammad, una de las actrices, considera que el viaje a Nueva York ha servido para dos cosas: mostrar el arte sirio a una ciudad que lo conoce poco, y hacer una declaración política para desafiar estereotipos.

 

"No estoy segura de que podamos hacer una diferencia... Pero al final creo que es esencial hacerlo", dijo a la AFP.

 

"Debes hacer buen arte, o no hay razón para hacerlo, y la gente debe disfrutarlo, aunque sea sobre Siria".

 

- "No esperan demasiado" -

 

"Realmente estoy sorprendida por los estadounidenses", dijo Mohammad, que actualmente reside en Egipto. "Creo que son más simpáticos de lo que imaginé".

 

El director del festival, Nigel Redden, cree que la historia puede tener eco en el público teatral de Nueva York, una ciudad hostil a las políticas del presidente Donald Trump.

 

"Este año parecía particularmente correcto observar los eventos de actualidad", dijo. "Necesitamos ver el lado humano de lo que está ocurriendo en Siria".

 

El Lincoln Center inició los trámites para pedir los visados cuando Trump anunció por primera vez el fin de las visas para Siria y otros seis países de mayoría musulmana.

 

El director Omar Abusaada, que vive en Damasco y visitó Estados Unidos en 2010, dijo que el proceso para conseguir una visa estadounidense es el más difícil que existe.

 

Si bien le preocupa que las audiencias estadounidenses tengan una impresión distorsionada de Siria, en parte debido a medios demasiado centrados en el presidente Bashar al Asad y el grupo extremista Estado Islámico, le preocupa aún más que los sirios en casa estén perdiendo la esperanza de que el arte pueda hacer una diferencia.

 

"No esperan demasiado del mundo exterior", dijo a la AFP.

 

"Realmente todavía creo que es importante, pero pienso que para la mayoría de los sirios que están dentro de Siria, esto ya no es importante".

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