15 abr 2017 , 04:26

Nadal jugará en Montecarlo con el reto de buscar su décimo título

El torneo se juega en superficie de arcilla, previo al Grand Slam de Roland Garros.

El tenista español Rafael Nadal, quinto jugador mundial, se plantea el Masters 1000 de Montecarlo con un doble reto: lograr su décimo título en el prestigioso torneo y empezar con buen pie su cuenta regresiva hacia Roland Garros.

 

De vuelta a su mejor tenis, Nadal quiere volver a reinar sobre la arcilla y eso pasa por salir campeón en el Principado -donde ya ha vencido en nueve ediciones-, lo que le valdría encarar con garantías y pleno de confianza el Grand Slam francés.

 

A su favor, el mallorquín cuenta con la ausencia del suizo Roger Federer, mejor jugador en lo que va de año y que ya le privó del título en las finales del Abierto de Australia y el torneo de Miami.

 

Además, el británico Andy Murray y el serbio Novak Djokovic, primero y segundo del ránking ATP, respectivamente, no atraviesan su mejor momento.

 

La temporada pasada Nadal acusó una falta de confianza motivada, sobre todo, por una campaña previa -la de 2015- mala, en la que solo obtuvo tres títulos menores (Hamburgo, Stuttgart y Buenos Aires). 

 

No fue hasta la cita de Montecarlo, donde ganó tras cuatro años sin hacerlo, cuando el español empezó a remontar el vuelo. Después llegó el triunfo en el torneo de Barcelona, pero una lesión en la muñeca izquierda lo sacó de Roland Garros antes de disputar la tercera ronda.

 

Pese a que volvió a las pistas en agosto, Nadal siguió lejos de su estado de forma habitual, aunque llegó a obtener el oro olímpico en Río en la categoría de dobles masculinos.

 

En 2017, el manacorí se ha librado de las molestias físicas para hacer gala de un tenis que, por momentos, ha recordado al de sus mejores tiempos y que solo se ha visto frenado por la también espectacular vuelta a las pistas de Federer, dueño y señor del circuito desde el pasado mes de enero.

 

Esta mejora física y técnica, sin embargo, todavía no ha cuajado en trofeos. La tierra batida es el escenario perfecto para que Nadal vuelva a las andadas.

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