06 nov 2014 , 03:02

Seres solitarios, fantasmas y desamores

“La soledad de los números primos” remueve la conciencia al evidenciar complejidades del s

Por Allen Panchana Macay

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Sorprende como un escritor tan joven aborde aquellos temas emocionales y psicológicos que pueden sacudir lectores. “La soledad de los números primos” es una novela que no deja impávido a nadie. Paolo Giordano (Turín, Italia, 1982) puede remover la conciencia al evidenciar las complejidades del ser humano. 

 

No se asuste, pero incluso –si está leyendo esta columna- puede llegar a identificarse con los personajes que el autor define así: “Los números primos solo son exactamente divisibles por 1 y por sí mismos. Ocupan su sitio en la infinita serie de los números naturales y están, como todos los demás, emparedados entre otros dos números, aunque ellos más separados entre sí. Son números solitarios, sospechosos, y por eso encantan a Mattia…”. 

 

No crea que es una obra matemática. Para nada. Es la única cita numérica que encontrará. Se trata, en esencia, de la historia de Mattia, Alice y Michela… Michela, por cierto, es un ser que, casi de forma invisible, mora en toda la novela. No quiero dar más detalles para no arruinar la sorpresa, pero, hasta al final, hay un hecho que ocurrió con Michela que duele hondamente… 

 

Seres extraños, pero también únicos. Mattia es un genio, pero con una nula inteligencia emocional. Al escarbar en su pasado nos damos cuenta del por qué. Cuáles son sus traumas y dolores. Cuáles son sus sueños y frustraciones. Por qué no puede llevar una vida convencional. Atados al pasado y al dolor, Mattia y Alice mantienen cierta cercanía. Y entre ellos, el fantasma de Michela. 

 

Llegué a “La soledad de los números primos por una sugerencia”. Admito que el título no me cautivaba en lo absoluto. Sin embargo, en 2013 pude ver la película homónima –de producción italiana- inspirada en la obra de Paolo Giornado. Simplemente, desgarradora. 

 

Y aquí una confesión: la novela es todavía mejor. Retrata a personas extrañas y que, no obstante, sentimos cercanas. Que a veces no saben cómo tener una conversación telefónica: “Ya no supieron que más decirse, aunque no colgaron de inmediato. Ambos aspiraron un poco de aquel afecto que aún pervivía entre ellos, un afecto que se diluía en cientos de kilómetros de cable coaxial y al que alimentaba algo cuyo nombre ignoraban…”. O seres que no saben qué decirse cara a cara: “Ella seguía en el salón y lo esperaba; los separaban dos tabiques de ladrillos, unos centímetros de enlucido y nueve años de silencio”. 

 

El texto del joven novelista italiano –quien es, por cierto, licenciado en Física Teórica- ha cosechado un éxito sin precedentes para un escritor de su edad. La obra ha sido traducida a 25 idiomas y ganado importantes premios, como el Campiello Opera Prima y el Strega. 

 

Giordano escribe con una belleza impresionante, que te puedes imaginar cada detalle. Y puedes sentir el dolor ajeno. Al final, “La soledad de los números primos” es una historia de desamores… Porque amar parece ser la capacidad más grande del ser humano y, sin ella, simplemente, es difícil ser feliz…

 

 

*Mi amiga y mentora Silvia Carrasco, periodista chilena radicada en Londres, me sugirió esta novela. Esta reseña es un tributo a ella, uno de los seres que más quiero y admiro.  

 

Este texto está clasificado como un ESPACIO de OPINIÓN. 

 

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