10 abr 2014 , 04:41

Venezuela herida

La gestión mediadora de la Unasur ha sido fundamental para lograr el diálogo en Venezuela.

Opinión

Por: Alfonso Espinosa de los Monteros.

 

 

Al fin… Empezó el diálogo político en Venezuela y, aunque escribimos estas líneas en la víspera de la primera reunión, nos alegra, infinitamente, la perspectiva que se plantea: terminar los enfrentamientos y el desangre y –esperemos-- atacar a profundidad los problemas económicos que agobian a esa nación. 


 

Muy buena gestión de la UNASUR que será mediadora con los cancilleres de Ecuador, Brasil y Colombia. Su papel es trascendente porque va por Venezuela y no por el gobierno o por la oposición como contra partes de la controversia.

 


Esta es una lección que le está dando a la Asamblea Nacional ecuatoriana que –aprovechándose de la dictadura del voto—aprobó un acuerdo de solidaridad con el gobierno de Maduro como si fuera la víctima de la situación. La Asamblea nos representa a todos los ecuatorianos y hay muchos que no estuvimos de acuerdo con el enfoque de ese respaldo.


 

Si hay conflicto, por lo menos hay dos responsables y uno de ellos -–el gobierno de Maduro--  lleva la mayor carga, porque es el dueño del poder, porque maneja a las fuerzas represivas de la policía y el ejército, porque apoya a los paramilitares de los llamados “colectivos” que andan repartiendo palo a todo el que se opone al gobierno, por los graves errores del manejo económico que producen la pobreza, por su acendrado sectarismo y visión ideológica fanática, por haber perdido “el perfil democrático”, como dice la Conferencia Episcopal venezolana.


 

Pero, no importa. Ahora hay que empezar desde cero, desarmando las mentes y abriendo los corazones.

 


Nicolás Maduro necesita luces para romper el modelo ideologizado que  está llevando al país a la ruina total. La economía requiere visiones pragmáticas y honestas. Y, desde luego, la oposición no puede poner sobre el tapete propuestas interesadas y desgastadas en viejos e injustos modelos. La oposición tiene que comprometerse en las soluciones. Unos y otros son parte del mismo país. 


 

¿Será posible todo esto? Este diálogo puede ser el gran ejemplo para América Latina y el punto de partida de la nueva democracia.

 



* Las ideas expuestas en esta publicación son de responsabilidad del autor. 

Este texto está clasificado como un ESPACIO de OPINIÓN. 

 

 

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