27 abr 2014 , 04:01

¿Dulce o amargo? Así se altera la forma en que saboreamos los alimentos

Sin embargo, lo que usted debe saber es que no todo depende de su paladar.

Colores, sonidos, formas, texturas... Los sabores no son los únicos protagonistas cuando comemos o bebemos. Por ejemplo ¿qué degusta cuando un trago de whisky de malta invade su boca? ¿Sabores minerales, miel o sal de mar? Un amante de whisky estará más que feliz de discutirlo con usted.

Sin embargo, lo que usted debe saber es que no todo depende de su paladar, ni siquiera de su nariz.

Si toma un vaso de whisky de malta en una habitación cuyo piso está cubierto de césped real, en medio de los sonidos de una cortadora de pasto y de pájaros cantando y bajo una luz verde, el whisky le va a saber "mucho más yerboso".

Reemplace todo ese escenario con luz roja, objetos y muebles con formas redondas y campanas que tintinean, la bebida le va a saber más dulce.

Y si las tablas de madera del suelo crujen, oye el sonido de la chimenea encendida y escucha un bajo de fondo, la experiencia con el whisky podría ser la más placentera de todas.

La nueva disciplina ha sido bautizada como "neurogastronomía" por su apóstol mejor conocido: el profesor Charles Spence, que dirige el Laboratorio de Investigación Crossmodal de la Universidad de Oxford.La "neurogastronomía" consiste en darse cuenta de que todo lo que comemos o tomamos es procesado por nuestros sentidos", dijo el experto."Lo vemos, lo escuchamos, lo probamos, lo sentimos. Todos esos sentidos se unen".El profesor es un consejero de chefs experimentales como Heston Blumenthal, quien introdujo por primera vez la idea de escuchar los sonidos del mar para mejorar los sabores de la comida de mar.Spence encontró que podría distorsionar las percepciones de los comensales frente al famoso helado de huevo y tocineta de Heston, al hacerles escuchar primero sonidos de pollos y después de lonchas chisporroteadas.Junto al mundialmente reconocido chef español Ferran Adria, el profesor se enfocó en el color de la vajilla.A un grupo de invitados se les pidió que se sentaran a un lado de una mesa larga. A ellos se les dio un postre de fresa color rosado servido en un plato blanco.En el otro lado de la mesa, otro grupo de invitados se comió el mismo postre, pero que estaba servido en un plato negro.Quienes se comieron el postre en un plato blanco calificaron el platillo 10% más dulce que quienes se lo comieron en los platos negros.Experimentos subsecuentes han demostrado que introducir un plato con forma cuadrada o angular intensifica la diferencia. El plato redondo acentúa la intensidad del dulce.
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