03 jul 2013 , 12:12

El discurso de 11 horas que dio lugar a una estrella

Davis logró mantener un tono pausado y sereno durante las casi 11 horas de su discurso. La gesta de Wendy Davis, senadora demócrata en el estado Texas que con su discurso de casi 11 horas logró que se paralizara la votación de una ley sobre el aborto en dicho estado del sur de EE.UU., quizá no sea duradera en la práctica, pero ha tenido un impacto político y mediático indiscutibles.

Davis logró mantener un tono pausado y sereno durante las casi 11 horas de su discurso. La gesta de Wendy Davis, senadora demócrata en el estado Texas que con su discurso de casi 11 horas logró que se paralizara la votación de una ley sobre el aborto en dicho estado del sur de EE.UU., quizá no sea duradera en la práctica, pero ha tenido un impacto político y mediático indiscutibles. Días después de su filibuster, una maniobra de dilación que se emplea para impedir o retrasar la aprobación de leyes u otras decisiones políticas, pocos dudan que el Senado de Texas terminará por aprobar la ley SB 5, dado que el gobernador del Estado, Rick Perry, ha convocado una sesión extraordinaria en el senado estatal que comienza el lunes 1º de julio y se prolongará 30 días. Pero lo que nadie duda tampoco es que la figura de la senadora Davis ha alcanzado una proyección que hace que muchos la vean en instancias superiores, aspirando a la gobernación del estado o, quién sabe, incluso a la presidencia del país de aquí a unos años. Importante repercusión mediática Más de 100.000 personas siguieron en internet su intervención, durante la cual desgranó las historias y testimonios personales de numerosas mujeres que de una u otra forma han tenido que lidiar con el aborto. Al leer una de las cartas, de una mujer que tuvo que abortar pasadas las 20 semanas de gestación por complicaciones en el embarazo, Davis no pudo contener las lágrimas. Lea también: El arte de la obstrucción o cómo hablar 24 horas sin parar El gobernador del estado atacó a la senadora Davis haciendo referencia a sus circunstancias personales. En el punto culminante de su discurso, al borde de la conclusión, eran 200.000 las personas que seguían el livestream del evento. Sin embargo, ninguna de las principales cadenas de televisión estadounidenses le dieron gran seguimiento. Probablemente, vista la repercusión que ha tenido su filibuster, y recordando el espacio que se le dio al del republicano Rand Paul, senador por Kentucky, quien en marzo habló por más de 12 horas en contra del uso de aviones no tripulados (drones) en territorio estadounidense, el interés de los medios tradicionales hacia este tipo de maniobras crecerá. La figura del filibuster no es exclusiva de Estados Unidos, pero sí es en este país donde se da con más frecuencia. Los casos de Davis y Paul se quedan cortos si se comparan con otros filibusters emblemáticos de la historia legislativa de EE.UU que se prolongaron por más de 24 horas en los siglos XIX y XX. Pero en aquellos casos históricos, los legisladores recurrieron a estrategias como leer pasajes de la Biblia, recetas de cocina o legislaciones estatales una por una. En la actualidad, las condiciones para poder llevar a cabo un filibuster son más estrictas. Los legisladores no pueden hablar de algo que no esté relacionado con el tema que les atañe. Wendy Davis fue reprendida en dos ocasiones porque el vicegobernador del Estado, David Dewhurst, presidente de la Cámara, percibió que se había ido por la tangente. Si hay que buscar diferencias, se puede decir que los requisitos que tuvo que obedecer la senadora Davis el martes en Austin fueron más firmes que los que enfrentó el senador Paul en Washington meses atrás. Ninguno de los dos pudo comer, beber, o ir al baño durante su discurso. Los dos tuvieron que estar de pie. Pero, al menos, Paul pudo apoyarse en el estrado. Ella, por su parte, tenía que mantenerse recta sin ningún descanso más que el que le pudiera aportar un cierto movimiento hacia delante y detrás apoyada en sus deportivas rosas para aliviar las molestias de la espalda. Precisamente, fueron esas molestias las que actuaron en su contra, pues Dewhurst contó como una penalización el hecho de que un correligionario de Davis le ofreciera una suerte de faja de sujeción para la espalda que finalmente no se puso. Al ser el tercer aviso, Dewhurst detuvo el discurso de Davis antes de que fuera medianoche, que era la hora límite para votar el texto. Sin embargo, el caos que se formó posteriormente en la cámara del Senado, con apelaciones por parte de otros senadores demócratas y el griterío del público presente en la sala, impidió la firma final de la ley. Admiración y críticas Hay quienes consideran la figura del filibuster como una virtud del sistema politíco, por cuanto le ofrece a la minoría la posibilidad de defender sus ideas y de oponerse al poder del más fuerte. Otros, sin embargo, creen que es una pérdida de tiempo y algunos van más allá, diciendo que denota un talante poco democrático por parte de quien lo ejercita. En opinión del columnista del diario The Washington Post, Chris Cillizza, la figura del filibuster despierta en EE.UU. más admiración que críticas debido a tres razones principales. "En primer lugar, le da autenticidad a los políticos. Por un momento, el público puede ver a un político defendiendo una idea por principios, incluso aunque esto pueda ser perjudicial para su salud. "En segundo lugar", argumenta Cillizza, "los estadounidenses son dados a admirar a los pequeños que se enfrentan a los grandes, es decir, a los débiles, a los que llevan las de perder. Y los políticos que emprenden estos interminables discursos pertenecen a las minorías. "Por último", concluye el periodista, "a la gente le gusta la escenografía, el teatro de la política". El desarrollo de un filibuster, en el que se ve a una persona de pie, inasequible al desaliento, pese a todos los obstáculos, tiene los ingredientes perfectos para convertirse en un drama de la vida real.

Temas
Noticias
Recomendadas