Muere en accidente el primer hombre en conducir con un brazo biónico

Christian Kandlbauer fue capaz de pasar un examen de conducir en un auto especialmente adaptado. Un hombre considerado la primera persona en el mundo en conducir un automóvil con un brazo biónico que se mueve a través de control mental, murió en un hospital de Austria tras un grave accidente de automóvil. Un oficial de policía dijo que no se sabía si su brazo biónico jugó algún papel en la tragedia. Christian Kandlbauer, de 22 años, fue encontrado el martes entre los restos de su automóvil Subaru -especialmente adaptado a sus necesidades-, que se incendió tras estrellarse contra un árbol. Kandlbauer perdió los dos brazos hace cuatro años, tras recibir descargas de 20.000 voltios. Tenía un brazo robótico controlado mentalmente que fabricó la empresa de técnica médica Otto Bock Healthcare. Un portavoz de la compañía citado en medios locales dijo que ese fue el primer proyecto de este tipo en Europa. Utilizando los dos brazos -uno de ellos una prótesis normal- fue capaz de pasar un examen de conducir en un auto especialmente adaptado. "Amigo personal" El diario austríaco Kurier citó a un portavoz de la empresa Otto Bock Healthcare, quien dijo: "No sólo era uno de nuestros pacientes con miembros artificiales, sino también un amigo de muchos de nuestro personal". A principios de este año, Kandlbauer fue entrevistado por la BBC sobre su brazo biónico controlado por la mente. "Me siento muy feliz", dijo en ese momento. "Es como mi brazo anterior. Siento que mi brazo es una parte de mi cuerpo". Kandlbauer había vuelto a trabajar como empleado de almacén en el garaje en el que alguna vez trabajó como mecánico. En esa ocasión dijo que estaba agradecido de que ahora tenía la libertad para seguir adelante con su vida. "Con la prótesis soy capaz de hacer cosas en mi vida diaria yo solo, sin la ayuda de otra persona", dijo. "Soy independiente". Kandlbauer fue hallado por un conductor de camión que se encontró con su coche en llamas en un camino cerca de Bad Waltersdorf, en el sureste de Austria. El conductor consiguió apagar las llamas, pero fue necesario que los bomberos extrajeran al conductor muy mal herido.