23 abr 2014 , 10:08

Adam Namm, músico y diplomático

El embajador de EE.UU disfruta mucho de su faceta de músico.

El embajador de Estados Unidos en Ecuador, Adam Namm, ha recibido duras criticas cuando habla en público. Sin embargo, cuando se sienta frente al piano e interpreta una pieza de jazz, los aplausos no terminan. 

 

La casa de un embajador de Estados Unidos, en cualquier lado, seguramente guarda secretos. La de Quito guarda música pero música en vivo, interpretada al piano por el propio embajador Adam Namm, un diplomático de carrera, que comenzó en las teclas desde los cinco años, de la mano de su madre y que heredó de su padre el amor por por el jazz

 

 

Darío Patiño: ¿Qué es para usted la música?

Adam Namm: La música para mi es memorias, soy muy nostálgico. Cuando uno escucha música tiene recuerdos de diferentes partes de su vida.

 

Nam sigue siendo músico en el país al que llegue, desde Pakistán a Bogotá. En Quito se integró desde el inicio a un grupo de jóvenes llamado "Sammy Blues".

 

“Mas o menos un mes después de llegar empecé a tocar con esos músicos. Participé con ellos en el Festival de Jazz en la Plaza Foch en 2012”, afirma Namm.

 

El embajador toca y escucha a los grandes del jazz y del blues de Estados Unidos y también del pasillo ecuatoriano como el legendario Julio Jaramillo.

 

"Julio Jaramilo es importante para mi no solo como embajador y sino también como músico. Conocer algo de la música donde trabajo”

 

Darío Patiño: ¿A usted le sirve la música para hacer diplomacia?

Adam Namm:- Si bueno, yo creo que la música es un idioma internacional entonces eso para mi es parte de la diplomacia"

 

El funcionario le dedica a la música el tiempo que puede. Muchas veces lo hace en su casa o en el carro, en días hábiles o en fin de semana.

 

Darío Patiño¿En alguna parte de Ecuador le han dicho no cante o no toque?

Adam Namm: Bueno, no creo, quizá mi esposa muy tarde.

 

A veces el embajador hace apariciones en público. Por ejemplo hace pocos días, Adam ofreció un taller en la Universidad de las Américas, junto un cuarteto traído de Estados Unidos por la embajada.

 

Allí sorprendió con un arreglo hecho por él mismo para jazz de la canción ecuatoriana “El Aguacate”.

 

Sus palabras como diplomático le han ocasionado algunos problemas, sus apariciones como músico siempre le representan aplausos.

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